Diario ABC: la serie
«CSI: Nueva York» desembarca en
Second Life. El inspector Marc Taylor y su gente saldrán de la estricta ficción para entrar en la vida virtual. La expectación está servida. El éxito de
Second Life es la barra libre que da a la fantasía en un entorno hecho verosímil por los ecos de la realidad: desde la moneda general convencional, los linden dólares, hasta los conciertos de artistas verdaderos o los mítines de políticos vivientes. La fórmula recuerda al realismo mágico, desde el momento en que usa el detallismo de lo real para hacer creíble lo que no lo es: los personajes o «avatares» que cada usuario se diseña, dotándolos de todos los objetos y gadgets que dé de sí su imaginación. El usuario de Second Life -unos diez millones ya, aunque «sólo» 40.000 suelen estar conectados al mismo tiempo- tiene una edad media de 32 años y se caracteriza por la sofisticación tecnológica, el rechazo del papel de espectador pasivo y una fuerte exigencia de interacción. De eso han tomado buena nota los creadores de
CSI para lanzar a sus criaturas de ficción a la vida virtual. La trama de salida es casi simple:
Marc Taylor investiga la muerte de una joven que parece ser un avatar estelar de
Second Life llevado a la realidad. La ha asesinado alguien que quería robarle esta identidad. De la mano de los miembros más jóvenes de su equipo de investigadores científicos,
Taylor entra en Second Life a la caza del avatar asesino. Aquí empieza un juego que ofrece distintos niveles de participación e implicación a los espectadores. En el nivel uno será posible callejear por Manhattan con los detectives de
CSI, visitar uno de sus laboratorios, etcétera. En el nivel dos, Second Life mostrará la escena del crimen para que la gente pueda desarrollar teorías para resolver el caso. Los cien que más se acerquen a la solución recibirán un regalo virtual para su avatar. En el nivel tres, el espectador manejará un kit virtual de CSI, podrá interrogar a sospechosos, etcétera.
